sábado, 3 de mayo de 2014

BURCHARD por Adolfo Couve




Introducción


El sol de Burchard alumbrará sus telas por mucho tiempo.
Inmortalidad, es lenguaje de hombres; en cambio, el mar ¿no es acaso tan nuestro como de los pájaros?
¿Son valederas las palabras frente al mar?






La pintura tiene la intensidad de la mirada y Burchard miró y pintando inició un largo diálogo que lo llevó a la verdad. Esos diálogos son obras de gran contenido plástico, ya que un hombre que es creador auténtico se vale de una forma que en nada contradice las leyes del oficio.





Muros


El muro es la reafirmación del concepto del plano en sus dos dimensiones. El artista exagera su altura para concretizar su contenido y lograr, en toda la superficie de la tela, una traducción de la calidad del adobe. Contra el muro se apoyan una vaca y ternero para establecer el contrapunto  fondo-figura. Pero hasta este muro llega el problema lumínico y se produce el claroscuro; la sombra se extiende al motivo y lo funde, en tanto que la luz emerge, poco a poco, a través de una mediatinta y logra su plenitud en una violenta mancha de sol. La síntesis tan plena nos revela  la realidad cómica y el silencio; poesía y soledad han contribuido a lograr la abstracción.


 Otoño


Las ramas cargadas de color caen con gravidez rompiendo el aire. Las hojas, convertidas en bronce, cobre y oro, sumidas en esa delicada atmósfera de Santiago, nos parecen una contradicción. Pero no es así, se trata en realidad de un contrapunto. Mientras más diáfana la atmósfera, más densa y metálica la rama dorada. En estas telas, la luz es impulsada por la música. Vuelo audaz. No se piense que una brisa puede mecer alguno de esos árboles, ya que el sol está detenido.



Sol



Se dice que el sol se representa. Burchard lo pinta. Tanto insiste, con tal vehemencia, que el óleo-sol se enciende.


 Atmósfera


Tenía conciencia de que la atmósfera puede existir en la pintura, siempre que los objetos que diluye mantengan su gravedad.
Así ese inmenso muro que rodea la ciudad conserva su peso a través de esa atmósfera blanquizca que viene en oleadas a morir en el primer plano en donde se levantan, concretos, los campos de yuyo y oro.
Cordillera de los Andes, muro de Santiago, que contiene esa atmósfera única, blanca.



Noche



Y Burchard se sorprendió ante esa nueva realidad sin sol: la noche.
Dice su mujer que tomaba el farol y salía a la oscuridad con la intensión de pintar. Sabía que sin sol las formas se recortan entre sí, y un color sordo, sin vibración, llena el total.
El maestro colgaba el farol, en reemplazo del astro, contra un portón; pero la luz no llegaba a los muros ni a los campos, sino que la llama concentrándose en sí misma palpitaba en medio de la oscuridad.
Esas telas añoran la luz y señalan que el espíritu del maestro no dormía, abstraído en una perpetua vigilia.



 Flores


El maestro fija su atención en ese mundo tan próximo a la tierra que son las flores, pastos y arbustos. Ese clima de intimidad le hace crear toda una serie de obras elaboradas en un amor  despreocupado. son obras de cámara, sencillas, pero de gran interés plástico. Cuartetos de color.
Si el mundo que nos rodea es monocromo, no por eso deja de tener manchas de intenso color que la luz no logra correr. Así, la amapola, el cardo, la begonia, el cardenal, el lirio, la flor de vilanos, derrotan a la luz y crecen trepando el muro que las encarcela y funde violentamente en el plano.
Vibración de color incrustada en la cal del vano.



Sombra


Lo mágico, lo tenebroso, lo demoníaco, lo imaginativo tentó también a este artista.
Contra el muro se derramó la sombra o contra el suelo insinuando el árbol que no vemos, una figura que no está en la tela. Pavor de lo desconocido. Presencia inmaterial.
Pero no lograron cautivarlo en definitiva.
La morbosidad fue derrotada por el abandono total de su persona en medio de la Naturaleza.





 Objetos


En invierno el sol está sin acudir. Gris. El maestro se recoge en su taller y la luz plata le hace estudiar: una taza, un florero, un limón, una semilla de amapola. Toda la vida le viene por la ventana.



Puertas


Los ancianos alcanzan sabiduría.
Burchard pintó una puerta en el vano. ¿Una puerta significa siempre que se puede abrir y que comunica con el secreto?
Todos sabemos que una puerta-pintura no se abre, sino con el amor.










(Editorial Universiraria, Santiago, 1966.


Ed. Universidad Diego Portales, 2005. )

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