miércoles, 19 de agosto de 2015

Imágenes de la retrospectiva de setiembre de 2002



El 3 de septiembre de 2002 tuvo lugar la retrospectiva “Adolfo Couve: una lección de pintura” en las salas Nemesio Antúnez del segundo piso del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de Santiago de Chile. En los tres espacios destinados a la muestra se exhibieron sesenta y cinco trabajos creados entre 1960 y 1993, articulados cronológicamente y en diversas series (naturalezas muertas, retratos, paisajes y dibujos). Salvo el óleo La playa (1965) – parte de la colección permanente del Museo–, el resto de los trabajos pertenecía a privados, por lo que se trató de una oportunidad única para recorrer, conocer, repasar y aquilatar la producción pictórica de Couve.










(http://claudiacampana.cl/curatorias/adolfo-couveuna-leccion-de-pintura/)

miércoles, 5 de agosto de 2015

Un Narrador Singular por Mariano Aguirre




(Sobre Balneario, de Adolfo Couve,)



A lo menos dos certidumbres provoca de inmediato la narrativa de Adolfo Couve (1940). Una, su extrañamiento de la promoción literaria que emerge hacia la segunda mitad de la década del sesenta- su primer libro, Alamiro, es de 1965- que tiene en Antonio Skármeta y Polo Délano, entre otros, a sus figuras más significativas. Poco o nada tiene de contacto su escritura con la de sus congéneres. Su prosa transparente, fina, de un realismo contenido, lírico por momentos, hace de Couve un escritor muy peculiar, posiblemente único en nuestra poblada narrativa.

La otra evidencia se relaciona con su doble condición, pintor y escritor, aunque las crónicas aseguran que ha abandonado el primer oficio, Pero basta recorrer cualquier página de su último libro, Balneario, para tener la certeza de que Couve posee el don de la descripción espacial que evoca más a un Chejov a una Maupassant que a un escritor de estos lares. La luz, el color, incluso los olores, se encarnan en la escritura del autor de la La lección de pintura, memorable novela.

Balneario está integrado por textos de variada índole genérica-cuentos, novelas cortas, crónicas, viñetas- ,escritos en fechas disímiles, más de uno recogido en libros anteriores. Pese a esta diversidad, hay constantes que los enlazan. Una es la conciencia que tiene el mismo Couve de su lenguaje: concentrado, preciso, decantado, pero que siempre sugiere más de lo apariencial de los hechos. Para emplear una comparación, su prosa es como un lago que esconde las corrientes que lo convulsionan. Otra, ya a nivel de las historias, es el motivo del fracaso –derrota en más de una ocasión- que recorre la mayoría de estos relatos.

En el cuento que abre y le da título al volumen, la protagonista es una mujer ya anciana, que vive solo en su imaginario el deseo de ser poseída. Es un ser anacrónico que se pasea por Cartagena vestida como si el tiempo se hubiese detenido, con su sombrilla y sus finos guantes de hilo. Angélica Bow es una dama en medio de uan vulgar y abigarrada multitud. Pero el relato va más allá de mostrar la soledad y el patetismo de Angélica; ella es también la propia Cartagena y su perdido esplendor. No es gratuito, entonces, que Couve inicie y cierre su estupendo cuento con la misma frase: “Cartagena, el balneario, esa playa sucia, abandonada todos los inviernos, ese escenario, esa apariencia, ese deterioro infinito…”.

Ya no hay metáfora en “Infortunio de los Almagro”. Ahora es la derrota misma. Es la miseria de la lucha por el poder la que protagonizan los Pizarro y los Almagro. Al descubridor de Chile y a su hijo sólo les queda refugiarse, semidesnudos y ateridos de frío, en la fortaleza inca de Sajsayhuaman, como ironía del destino americano. Otro destino frustrado espera al innominado protagonista y narrador de “Mamparas del Sagrado Corazón” que, desde la distancia, reconstruye fragmentariamente su vida. Terminados sus estudios en el colegio religioso al que repudia de manera feroz, retorna al hogar paterno en un fundo cercano a Concepción. Su anhelo es ser ingeniero, pero por un determinismo impuesto –el familiar- debe asumir el atávico sino.

En “El parque” –un relato de vidas paralelas y de fracaso de la pareja- es donde Couve despliega con mayor intensidad su talento para delinear el entorno que rodeo a los protagonistas. Pero aclaremos un punto. No se trata de que distancie al personaje –Cleopatra Lebos en esta nouvelle, por ejemplo- de su espacio, sino que ambos se funden, terminan siendo uno, y adquieren así todo su sentido. Y esta es una diferencia fundamental con otro tipo de descripciones, farragosas la mayor de las veces.



Doce breves textos se agrupan en “Fragmentos”. Imposible dar cuenta de todos, aunque habría que destacar a lo menos tres: uno sobre el pueblo Las Chilcas y dos sobre Florencia. Son crónicas y lo interesante es constatar cómo Couve muestra con la misma profundidad y el mismo interés espacios tan diferentes. Pocos escritores chilenos tienen un proyecto literario tan consecuente como el de Adolfo Couve. Balneario es su décimo libro con el que continúa configurando una obra de singular calidad, reconocible en algo nada fácil de alcanzar, un estilo que la identifica.

(publicado en  La Nación, 3 de octubre de 1993, y en Las Razones de un lector, Veinte años de Crítica literaria, RIL editores,  Santiago,2010 )

Adolfo Couve por Ángel Flores



(Valparaíso, Chile, 1940)

No hubo manera de ubicar a Adolfo Couve. Ni tampoco se pudo hablar por teléfono con él: él nunca responde porque, según le declaró una vez al amigo Enrique Sanhueza, “el teléfono es para hacer llamadas, no para atenderlas”. A nuestro pesar, nos conformaremos con reunir aquí algunos datos sobre uno de los más altos valores de la narrativa chilena de hoy.

Adolfo Couve empezó a pintar a los trece años y pasó toda su juventud pintando al óleo. Estudió luego en la Escuela de Bellas Artes, donde fue aventajado discípulo de Pablo Burchard, y en los Estados Unidos en el Art Students League of New York y, en Francia, en la École de Beaux Arts, en París. Sus pinturas se han exhibido tanto en Chile como en el exterior y entre sus numerosos premios vale destacar el del Salón Oficial (1965) y el del Salón CAP (1967). Desde 1963 se ha desempeñado en la enseñanza de Pintura e Historia del Arte. Actualmente es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Chile.

Lo extraño es que un buen día Couve dejó la pintura por la literatura: “Lo hice cuando me di cuenta de que el lenguaje nos era ajeno a los hombres, que era una cosa prestada. Pasó mientras leía La tierra baldía de T.S.Eliot. Me sonaba a sagrada. Me di cuenta de que era maravilloso construir paisajes interiores…Vi que dibujaba mejor con la palabra que con el pincel. Me di cuenta de que el verbo, la palabra, era más para mí. Escribí varios libros. Tenía más facilidades innatas para la pintura, pero supe que debía seguir ese camino. Es muy peligroso hacer uso del talento natural. El hombre debe escoger lo que más duela…Tenía pedidos de cuadros, muchos premios, exposiciones en el exterior. Podría haber sido inmensamente rico, porque tenía talento para serlo. Pero sabía que no era lo mío. Me costó 15 años. Me rechazaron de todas las editoriales. Cada libro ha sido una guerra y un milagro. En esto voy a morir.”

De esa guerra han salido varios milagros: libritos breves, de magnifica concentración psicológica, redactados en una prosa lúcida, muy depurada y de tremenda expresividad: Alamiro (1965), En los desórdenes de junio (1968), El picadero (1974), El tren de cuerda y El parque (1976) y La leción de pintura (1979).



(Ángel Flores: NARRATIVA HISPANOAMERICANA 1816-1981, Historia y Antología, vol. 7, la generación del 39 en adelante: Bolivia, Chile, Perú, Ed S.XXI, 1981)

lunes, 3 de agosto de 2015

Recuperan la deliciosa ambigüedad pictórica de Couve en libro ampliado con material inédito



Luego de una investigación de 6 años, Claudia Campaña -historiadora del Arte y ex ayudante de Adolfo Couve- publica en la Editorial Metales Pesados una edición ampliada de "Adolfo Couve: una lección de pintura" en el que las imágenes como los textos ofrecen un registro nítido de la variedad y singularidad de los gestos pictóricos de uno de los artistas (pintor y escritor) más completos de Chile.


El libro de la historiadora del Arte, Claudia Campaña, analiza y reúne el trabajo gráfico y pictórico de Adolfo Couve Rioseco (1940-1998), que fue inicialmente presentado en el contexto de la muestra retrospectiva Adolfo Couve: una lección de pintura, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile en septiembre de 2002. Los ejemplares de aquella primera edición, aunque a la venta a un alto costo, muy pronto se agotaron.

La nueva edición revisada (2015) contiene material inédito, un capítulo dedicado a la exposición retrospectiva de 2002 y un listado bibliográfico actualizado. Incluye además numerosos detalles fotográficos, esta vez capturados con tecnología digital e iluminación controlada (el libro está profusamente ilustrado). Tanto las imágenes (más de 260) como los textos ofrecen un registro nítido de la variedad y singularidad de los gestos pictóricos de Couve y, sin duda, permitirán comprender y visualizar cabalmente su extraordinario cuerpo de obras.








“A lo largo de su vida, Couve confirmó una y otra vez su condición de artista. Es posible aseverar que perteneció a ese grupo escaso de creadores con talento suficiente como para abordar tanto el lenguaje visual como el escrito. Predicando con el ejemplo formó, por lo tanto, a muchas generaciones de creadores. Sin temor a exagerar, se puede concluir que consagró su vida al arte”.

Este nuevo texto, que ahora edita Metales Pesados es producto de una investigación de seis años cuyo fin era reunir todas las pinturas y dibujos de Couve. Cuando Camapaña publicó la primera edición (2002, Editorial Eco) advirtió en su oportunidad al lector que aunque había logrado dar con la mayoría de las obras, era probable que faltasen algunas piezas.

"Continué la búsqueda y di con otros doce trabajos. En la edición revisada de 2015 he incorporado dicho material que, sin duda, ayudará a comprender y a visualizar todavía mejor el trabajo pictórico de Couve. Por ejemplo, ahora se puede observarCopa de huevo (c. 1967) al lado de Taza, un óleo del mismo período que no fue publicado anteriormente. Éstos son parte de una serie y muestran lo obsesionado que estaba el artista a mediados de los sesenta por el objeto único ubicado al centro de la tela", señala la doctora en Historia del Arte.

El crítico Víctor Carvacho bautizó estos ejercicios como ‘las naderías de Couve’. "Dichas ‘naderías’, sin embargo, constituyen trabajos en extremo relevantes por su deliciosa ambigüedad; el modelo es insignificante, no obstante, Couve lo dota de una dignidad monumental haciéndonos dudar de su escala”, agrega.

El valor de este libro monográfico es que ofrece una visión de conjunto, la posibilidad de apreciar las obras de Couve reunidas y catalogadas con el debido rigor –antes de esta publicación éstas estaban dispersas y, salvo contadas excepciones, indocumentadas–.

Los trabajos que se analizan fueron ejecutados entre 1957 y 1998 y se presentan articulados en diversas series (naturalezas muertas, retratos, paisajes y dibujos) en un contexto donde aparecen acompañados de los documentos existentes pero, por sobre todo, del testimonio de quienes fueron parientes y amigos del artista. Estos le ayudaron a Claudia Campaña a precisar las circunstancias históricas y biográficas en las cuales se enmarcó su ejercicio pictórico, posibilitando el establecimiento de etapas y el esclarecimiento de filiaciones estéticas.


"Es el conjunto el que permite poner en valor el trabajo de Couve, aunque, claro está, hay obras más logradas que otras. Destaco, por ejemplo, su “Autorretrato” de 1986, es un gran ejercicio de síntesis. Couve afirmaba que él era un buen pintor y estimo esta investigación comprueba que él tenía razón”, explica la profesora titular de la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien fue ayudante de Adolfo Couve en las cátedras de Estética e Historia del Arte en la Universidad de Chile.

(http://www.elmostrador.cl/cultura/2015/07/13/recuperan-la-deliciosa-ambiguedad-pictorica-de-couve-en-libro-ampliado-con-material-inedito/)